martes, 1 de marzo de 2011

C.R.A.S.H


Este pasado fin de semana volví a ver “Chash” (Paul Haggis, 2005). En su día, cuando fui a verla al cine me pareció una de las mejores películas que había visto. En esta ocasión me ha parecido… Magistral!! ;p

En solo cien minutos nos muestra lo absurdos que pueden llegar a ser los comportamientos humanos cuando nos dejamos controlar por los prejuicios, el miedo, la sinrazón, las mentiras o lo socialmente admitido.

Mensajes para reflexionar al acabar de ver esta película? Son tantos que en esta ocasión, me quedo tan solo con uno: Cuando el miedo gobierna nuestros actos, aflora lo peor de nosotros mismos. Y es increíble, pero los seres humanos tenemos miedo de muchísimas cosas…

Es un testimonio de lo que somos y lo que no somos, como sociedad y como especie. Por una vez el bien y el mal nos ofrecen un discurso nuevo. Nadie es infinitamente bueno ni tampoco infinitamente malo. Simplemente las situaciones límite anulan a la persona y nos muestra el instinto animal, el de supervivencial.



¿Cómo era el “lema” de la pelí? A la velocidad de la vida todos podemos perder el control… Gran verdad! Y es que es muy fácil ser bueno, consciente y coherente en abstracto, en teoría, pero la vida cada día plantea conflictos que nos exigen decisiones demasiado rápidas y por lo tanto tendemos a errar… ¡Pero no por eso somos más malos o menos buenos que los demás!

Me encantaría poder reducir la velocidad de mi vida… concederme amplios márgenes de tranquilidad y reflexión para no perder nunca el control de ninguna de las maneras… Por mucho que te “pinchen” o te “provoquen”… ¡Pero soy humana como tod@s vosotr@s! Y cuando se viven situaciones extremas, es tan difícil!!... En mi reloj solo ahí reflejado un 2 (o menos!) … ¡No me queda tiempo! ;(

Final con “Maybe Tomorrow” (Stereophonics) : La banda sonora no tiene desperdicio ninguno!! ;p (A ver si la consigo para poderla escuchar con calma…)

 

Aquí os dejo algunas de las frases:

“Cuando te mueves a la velocidad de la vida, acabas por chocar con los demás”

“Creemos saber quiénes somos. No tenemos ni idea”

“- Espera, espera, ¿has visto lo que ha hecho esa tia?!
+ ¡¿Qué?! ¡Tiene frío! 

- ¡Ha sentido frío al vernos a nosotros! 
+ Ohh...por favor, no empieces! 
- ¡Mira a tu alrededor, tio! No verás una parte de la ciudad más blanca, más segura ni mejor iluminada. Sin embargo, esa mujer blanca ve dos tíos negros con pinta de estudiantes caminando por la acera y su reacción es de un miedo ciego. En fin, míranos, tio! ¿vamos vestidos de delincuentes? No. ¿tenemos aspecto? No. De hecho, si alguien debe tener miedo aquí somos tú y yo; los dos únicos negros rodeados por un mar de blancos hasta el culo de cafeína, protegidos por la poli de Los Ángeles, "los reyes del gatillo". Así que dime, ¿por qué no tenemos miedo? 
+ ¿Porque llevamos armas? 
- Tal vez tengas razón”

“No seas ignorante. Son tailandeses o camboyanos o algo así; es un tipo de asiático totalmente distinto. ¿Cuánto quieres por ellos?”

“¿No tienes ni idea, eh? No tienes ni la más remota idea de la razón por la que son tan enormes esos ventanales de los autobuses? Pues sólo hay un motivo: Humillar a la gente de color que se ve reducida a tener que viajar en ellos.”

“Es la sensación de contacto... en cualquier ciudad por la que camines, ¿comprendes?, pasas muy cerca de la gente y esta tropieza contigo. En Los Angeles nadie te toca. Estamos siempre tras este metal y cristal y añoramos tanto ese contacto que chocamos contra otros sólo para poder sentir algo.”

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